Palabras pronunciadas durante la Toma de posesión de la nueva Junta directiva de SEA. 14 de mayo de 2016
Carlos Wynter Melo
El Derecho de Autor, como un equilibrista, camina por la línea que separa la masificación del conocimiento y las necesidades del creador de las ideas, el autor. Sus primeros esbozos legales involucraron solo la impresión de libros. Sí, los libros, esa piedra angular que ha sido tan analizada, por su frágil supervivencia en la jungla del comercio y su inquebrantable capacidad de construir humanidades, no en los últimos meses, sino en las recientes décadas de globalización. O sea que la fortaleza de la cuerda por la que camina nuestro funambulista osado es la palabra, el arte, la ciencia, la información. Ese es el cable tendido que nos sostiene y nos preocupa y nos salva, cuando las rutinas de la falta de respuestas nos niegan salvación alguna. Por un lado, la idea y, por el otro, que la idea sacie la sed de la mayor cantidad de personas que enfrentan la incertidumbre de estos tiempos.
En sus inicios, el Estatuto de la Reina Ana, británico, de 1710, rompió con el monopolio impresor y permitió el fotocopiado. Este fue el primer reglamento que concibió de forma legal los derechos de autor. Pero ya se sabe que el indiscriminado abuso de la fuente puede acabar secándola. Así que se debe hablar de equilibrio, otra vez. A modo de ejemplo, el 27 de abril del año en curso el International Authors Forum, con sede en Londres, pidió a los ministros canadienses remediar el daño provocado a los autores con las llamadas excepciones para fines educativos. Las estadísticas demostraron que, cuando las agresivas medidas entraron en vigencia, la producción de los autores decreció considerablemente. Ahora cabe reconocer que detrás de cada invento que ha mejorado nuestras vidas¾el internet es, de los recientes, el más impactante¾hay una mente que, si no hubiera sido alimentada, habría flaqueado.
Reflexionemos sobre lo siguiente. Las actividades técnicas, aquellas que aplican ciencia desarrollada de antemano, por ejemplo, la medicina, no requieren debatir sobre la obligación de pago por sus servicios. Se presupone esta obligación. Pero el inventor, el creador de la ciencia, no tiene garantizado en el universo de nuestras percepciones, el reconocimiento económico por su trabajo.
Hoy en día las leyes nacionales de derechos de autor están unidas a acuerdos internacionales y regionales como el Convenio de Berna y la Directivas Europeas de derechos de autor. Esta estructura legal permite que la relación entre el productor de la idea y el consumidor de la idea sea lo más justa posible. Pero, aunque hay congruencia entre las leyes de propiedad intelectual de las naciones, existen diferentes grados de avance. Lo que nos convoca hoy es que Panamá está dando pasos importantes sobre esa cuerda floja que es la justicia hacia el autor.
En nuestro país, todos los días se fotocopian de manera indiscriminada y sin autorización ni remuneración alguna, miles de páginas de material protegido: libros y publicaciones periódicas de diversa temática. Esta práctica ilegal ocasiona grandes pérdidas a la industria editorial y consecuentemente a los autores, que no perciben la justa retribución por su trabajo, además de que desalienta la producción de nuevas obras, en detrimento del desarrollo de nuestro país.
Ante la imposibilidad material de los titulares para controlar de manera individual estos usos y siguiendo la práctica internacional que desde hace varias décadas ha probado su eficacia, nació la iniciativa de crear la Asociación de Editores y Autores de Panamá (SEA PANAMÁ), una entidad de gestión colectiva de derechos de autor de obras escritas, constituida como asociación civil, sin fines de lucro, conformada por autores y editores de libros y otras publicaciones, que tendrá como principal objetivo proteger y administrar colectivamente los derechos patrimoniales de sus agremiados.
El 23 de enero de 2013, se le otorgó personería jurídica, concedida por el Ministerio de Gobierno, y el 30 de junio del 2014 se resolvió su autorización para funcionar a nivel nacional. Una Junta Directiva provisoria, conformada por Rogelio Terán (Presidente), Lucy Chau (Vicepresidente), Gorka Lasa (Secretario), Rafael Candanedo (Tesorero), Vielka Vargas (Vocal), Carlos Wynter (Vocal) y Ricardo Puello (Vocal), llevó adelante los planes de sus primeros años. Y justo el 26 de abril del año en curso, se activó la primera Junta Directiva Formal, integrada por nómina electa compuesta por Carlos Wynter Melo, autor (Presidente); Gloria Becerra, editora (Vicepresidente); Rafael Candanedo, autor (Secretario); Fulvia Vergara, editora (Tesorera); Lucy Chau, autora (Vocal); Gorka Lasa, autor (Vocal); y Alberto Cabredo (Vocal).
Esta nueva Entidad de Gestión Colectiva de Derechos de Autor de Obras Escritas no pretende, como ya se ha sugerido, prohibir el fotocopiado, sino regularlo a través del sistema de licenciamiento. Una licencia es un instrumento legal que autoriza a usuarios, mediante un pago y bajo ciertos límites, la reproducción parcial de las obras que conforman el repertorio que administra la Entidad de Gestión Colectiva. El dinero derivado de las licencias se distribuirá entre los autores y editores que integren la organización, en los términos que los propios socios determinen en sus estatutos y Reglamento de Reparto nacional e internacional.
Se han trazado dos líneas de acción para los siguientes años, las cuales estarán acompañadas de la organización y funcionamiento efectivo de la entidad:
- Fortalecimiento a nivel nacional.
Ya nos hemos acercado a la Cámara Panameña del Libro, organización que dirige sus esfuerzos hacia objetivos que consideramos afines. También se ha consolidado una relación con el Consejo de Escritoras y Escritores de Panamá, que representa a los autores de obras escritas panameños. Y, finalmente, se han adelantado conversaciones con La Sociedad Panameña de Autores y Compositores (SCAP). En adición, pronto iniciaremos jornadas abiertas e informativas para la afiliación de miembros, de modo que nuestro colectivo sea lo más diverso y numeroso posible.
- Alianzas a nivel internacional.
En principio, estamos muy cerca de alcanzar la aprobación de nuestra membresía a la International Federation of Reproduction Rights Organisations, IFFRO, con sede en Ginebra. Hace algunos meses nos sumamos al International Forum of Authors, que tiene base, como dijimos antes, en Londres. Y por gestiones de nuestro anterior presidente, Rogelio Terán, y nuestro asesor legal, Eduardo Benítez, ya somos parte de la Federación Internacional de Coaliciones por la Diversidad Cultural, después de hacernos parte de, por supuesto, la Coalición por la Diversidad Cultural Panameña.
Por supuesto, estos importantes pasos han tenido el apoyo de muchas personas. Quisiéramos agradecer a:
Orit Btesh
Priscilla Delgado
Eduardo Benitez
Junta Directiva: Gloria Becerra, Rafael Candanedo, Fulvia Vergara, Lucy Chau, Gorka Lasa y Alberto Cabredo.
Rogelio Terán.
Rafael Ruiloba
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